13 febrero 2025.
Si LinkedIn fuera una fiesta, habría dos tipos de asistentes: los que saben moverse con naturalidad, conociendo gente, charlando y contando historias interesantísimas, y los que después de presentarse se dedican a ser meros espectadores, es decir, los que recitan su CV como si fueran un contestador automático. Si quieres pertenecer al primer grupo, es hora de darle una buena actualización a tu perfil. Aquí te dejamos unos consejos para que brilles en la red sin parecer un clon corporativo.
1. Foto de perfil: profesional, pero con personalidad
No necesitas una foto de carnet donde pareces recién salido de un trámite burocrático. Busca una imagen nítida, bien iluminada y en la que transmitas confianza. Si puedes añadir una sonrisa natural, mejor. Y por favor, nada de selfies en el coche ni fotos recortadas con el brazo fantasma de tu excompañero de trabajo. Y si en tu trabajo no vas a llevar corbata, en tu foto de LinkedIn tampoco.
2. Portada: aprovecha ese espacio
La imagen de portada es tu cartel publicitario. Puedes poner algo que represente tu sector, un diseño con tu web o incluso una frase inspiradora (pero evita lo genérico tipo “El éxito es la suma de pequeños esfuerzos”). Que sea visualmente atractiva y profesional. Si no sabes qué poner, opta por un color que creas que te represente, ¡pero nunca lo dejes en blanco!
3. Titular: más que tu cargo
Tu titular es lo primero que la gente ve. No pongas solo “Marketing Manager en X”, explícalo con más gancho: “Estratega digital | Transformo marcas en historias que venden”. Que quien lo lea sepa qué estás haciendo un poquito más a fondo y que se note que sabes describir tu trabajo.
4. Acerca de: cuenta tu historia
Este es tu espacio para destacar. No repitas tu CV como si fuera una lista de la compra. Cuenta qué te apasiona, qué te motiva y cómo puedes ayudar a otros, justo aquí es cuando hay que ser menos corporativo para no sonar pedante. Usa un tono cercano y muestra tu personalidad. Recuerda que las historias enganchan más que las descripciones aburridas.
5. Experiencia: más logros, menos descripciones
No se trata solo de poner dónde trabajaste, sino qué lograste. ¿Aumentaste las ventas un 30%? ¿Lideraste un equipo de 10 personas? ¿Desarrollaste una estrategia que hizo crecer la marca? ¿Te has llevado un montón de amigos y aún estáis en contacto? Pon números, logros y acciones concretas. Pista: y si no hay logros destacables, escribe qué aprendiste de ese trabajo, qué desafíos enfrentaste o en qué acciones colaboraste.
6. Destacados: presume sin miedo
LinkedIn te deja fijar contenido en esta sección. Si tienes artículos, entrevistas, proyectos o cualquier material interesante, súbelo ahí. Es una forma rápida de mostrar lo que haces sin que la gente tenga que hacer scroll infinito en tu perfil.
7. Habilidades y recomendaciones: socializa un poco
Añade habilidades relevantes y pide a excompañeros o clientes que te recomienden. Si alguien habla bien de ti, los demás lo tomarán más en serio. Y no tengas miedo de devolver el favor con recomendaciones auténticas. Además, esto no solo hace que tengas más credibilidad, sino que demostrarás que tienes buenas habilidades sociales y que hay gente que se molesta en validar tus aptitudes.
8. Publicaciones y actividad: demuestra que existes
No sirve de nada tener un perfil increíble si pareces un fantasma digital. Comparte contenido de valor, comenta publicaciones y genera conversación. LinkedIn premia la actividad y te hará más visible. Si no tienes nada que comentar, comparte otras publicaciones, incluso puedes escribir sobre enlaces externos comentando lo interesante que te parece una noticia.
Actualizar tu LinkedIn no tiene que ser una tortura. Con estos consejos, puedes destacar sin caer en los clichés corporativos. Ahora, ponte manos a la obra y convierte tu perfil en un imán de oportunidades. ¡Ánimo!